sábado, 20 de octubre de 2012

A veces el final no encuentra su momento

Nuestro mundo gira y gira y no se detiene, siempre hay una tarea incompleta, y cada noche cuando nos vamos a la cama, cerramos los ojos intentando poner a cero el contador, pero eso es solo una ilusión óptica, porque no es mi llanto el que no te deja dormir por las noches, es tu conciencia, y cada mañana miles de pensamientos regresan a nuestra mente, pero a veces, escuchar por boca de otro lo que ya sabemos es lo que nos hace creer verdaderamente en ello, porque hay golpes de los que se ven y cicatrizan y otros que no se ven, pero tardan mucho mas en curarse. 
Todos tenemos un sexto sentido que nos hace darnos cuenta de cuando algo va mal. Es el sexto sentido que nos ayuda a unir los puntos un segundo antes de ver el dibujo completo. Comienza como una idea absurda que va cobrando fuerza hasta convertirse en una verdad incuestionable, además, lo malo siempre es mucho mas fácil de creer y se que quien mas se equivoca no se arrepiente. A veces hay que aceptar que algunas cosas simplemente no funcionan y que imaginar algo es mas fácil que luchar por ello. Las mejores enseñanzas vienen de los momentos mas duros, y te das cuenta de muchas cosas pero no dices nada y a veces, lo más difícil de aprender en la vida es qué puente hay que cruzar y qué puente hay que quemar, aprender a vivir sin aquellos que pueden vivir sin ti, porque bastante a menudo confundimos nuestra sensibilidad emocional con la intuición.  Por que todos nos fuimos una vez y quisimos volver, pero en ocasiones un gran acto de valentía puede ser aprender a distinguir la necesidad del amor, siempre crees que tienes razón, estoy harta de que tu orgullo gane al corazón, si te equivocas pides perdón, espera de mi lo que recibo de ti, y por perder, todo lo que somos y lo que pudimos ser, y comprendes que a las personas se las lleva el tiempo, que pasa tan rápido que hasta el dolor se olvida. Que al final hacemos nuestro propio camino, pero no hay forma de explicar cada uno de nuestros pasos y lograr que todo tenga sentido. Demasiadas variables en juego, por tanto resulta absurdo echar la vista atrás. Podemos pensar que las posibilidades juegan a nuestro favor o en nuestra contra, que lo tenemos fácil  o que nuestros deseos son casi imposibles, pero a la hora de la verdad nadie sabe nada con certeza, tenemos que esperar y ver que ocurre. La vida se compone de finales dulces y amargos, son una especie de equilibrio, para que algunas personas rían otras deben llorar, es cruel, pero necesario, la alegría se nutre de tristeza y viceversa. Sin la una, la otra no tiene sentido. 
A veces la vida sigue planes elaborados y otras tira los dados dejando que sea el azar el que decida que va a ser de nosotros. Casualidades, a diferencia de la suerte las casualidades son mucho mas caprichosas e impredecibles. No están bajo el control de nadie, no entiende de justicia, da y quita indiscriminadamente. Así que no malgastemos el tiempo preguntándonos porque suceden las cosas. Aprovechemos los momentos, no podemos dejarlo todo al mañana,  todos tenemos una oportunidad para ser felices, pero la gran mayoría la desperdicia precisamente porque somos demasiado cobardes como para hacer algo a tiempo y...entender los porqués simplemente nos ofrecerá conocimiento, pero no cambia nada, así que no pidas explicaciones solo la verdad ya que saltar rápidamente a conclusiones rara vez conduce a felices aterrizajes.  Todos somos responsables de nuestros actos, pero solo de nuestros actos, solo de lo que decimos, no de lo que dicen que hacemos o que decimos, las personas tiene la mala costumbre de cambiar las cosas a su favor, de cambiar los acontecimientos o el porque de algo, pero puedo decir que eso no me preocupa,si sabes quien eres que mas da lo que digan? Los monstruos no se crean de la noche a la mañana, siempre hay un motivo, eso no los hace merecedores de lastima, ni exime su culpa, pero ofrece algo de luz sobre sus motivaciones. Su comportamiento no tiene excusa, pero si un por que, todos, hasta los culpables merecen una oportunidad para explicarse.

lunes, 1 de octubre de 2012

Por dejarme llevar, ahora no se volver


Llega un día en el que te das cuenta de que en ese recuerdo solo quedas tú, y que lo único que te ata a él es esa herida, y que haciéndola sangrar no mantienes vivo su recuerdo, la única forma de que no te rompan el corazón es fingir que no tiene uno. 
Cambiar esta sobrevalorado, lo que tiene merito es asumir que eres como eres, pero...¿que hay de lo que si puedes cambiar? Cambiar algo que forma parte de nuestras vidas, duele, entonces a pesar del dolor, ¿por que nos empeñamos en cambiar? Elegimos cambiar porque tenemos miedo de estar equivocados y tememos perpetuar el error, o porque sabemos que cambiar es la única manera que existe para dejar de sufrir.
Yo antes era diferente, supongo que mas optimista y sobre todo menos resentida, pero es que antes no me habían pasado algunas cosas. Es el tiempo el que me cambio, pero si algo he aprendido gracias a el es que la mayoría de las veces no es suficiente dejarnos la piel en el intento, por que hay cosas que nunca cambiaran, entonces, ¿por que nos sentimos culpables? En la mayoría de los casos todo parte de una mentira, en otros, es consecuencia de nuestras malas acciones, por que no existe culpabilidad, por grande que sea, capaz de cambiar el pasado.
El ser humano se adapta a todo, supera el dolor, cierra historias, empieza de nuevo, olvida, hasta consigue sofocar las mas grandes pasiones, pero a veces, basta con nada para comprender que esa puerta nunca se cerro con llave.
Hasta los sueños más poderosos acaban convertidos en cera derretida que recuerda lo importante que fueron un día, antes de que el mundo les pasara por encima. El sufrimiento viene del deso, no del dolor. Desear algo con todas nuestras fuerzas es una carga demasiado grande como para que podamos asumirla cada hora del día. Por eso nos gustan los impulsos, los gestos espontáneos, la locura. Porque cuando no puedes pararte a pensar no puedes poner un cepo a tus fantasías. Por eso nos gustan los cuentos de hadas. Porque queremos soluciones mágicas, que nos devuelva la determinación y nos haga creer de nuevo en nuestros deseos más locos. Si algo acaba bien, le perdonamos las inconsistencias. Porque la alegría nunca es racional