viernes, 9 de noviembre de 2012

Y....dejar que las cosas pasen



Al final todo es una cuestión de suerte...a veces encontramos a la persona correcta en el momento equivocado, y en el momento correcto a la persona equivocada...a veces  no acertamos...a veces si......a veces....


Es más que curioso el hecho de que lo único que se me ocurre decir en mi defensa es que tu sonrisa no solo agradaba a mis ojos, que va; esa sonrisa tuya le gustaba a todo mi cuerpo. 
Y yo era tu sumisa cómplice. 
Tu cuello, tu olor, tus cremalleras.. No sé. 
Tus brazos, tu boca.. Al fin y al cabo sería imposible quererte sin esas pequeñas virtudes físicas; tus sonrisas me enseñaban a ver todo aquello que tu orgullo no permitía decirme, y tus brazos.. Esos eran más. Mucho más, pues me demostraron que un tipo tan impasible como tú podía tener sentimientos. 
Tus teorías sobre el mundo, eran dignas de demostrar, y yo no quería perderme aquel acontecimiento. Así que me dediqué a conocer qué tramaban esos engranajes, sorprendiéndome con cada tuerca al comprobar que ya me había descifrado; sabías mis pros y mis contras, mis vicios y virtudes. Mis miedos, mis vértigos.. 
En fin, ¿Qué más puedo decir? Me habías catado y calado de pies a cabeza, y lo peor es que venías con ese as en la manga que podía abrir todas mis puertas..
Eras de esos hombres que saben un pequeño detalle que ignoran la mayoría de las mujeres: Tenías más que claro que un 'Buenos días' de princesa no se susurra al oído, sino que se debía de sentir, cual polilla, comiéndose todos mis vestidos, vivencias y recuerdos viejos.

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