domingo, 9 de septiembre de 2012

Las cosas no suceden poco a poco. A veces se precipitan en el mismo instante. No se puede decir que lo que va a suceder sea imprevisible, es decir, la vida no se compone únicamente de golpes de efecto, a veces nos sorprendemos por lo que nos ocurre, pero otras veces todo sigue un patrón que podemos prever si prestamos un poco de atención.

Sabia que algo no iba bien, nunca ha creído en las excusas baratas de los impulsos, de los errores, los no se que me paso, tonterías!!. Uno siempre sabe lo que esta haciendo, lo que quizás desconozcamos son las repercusiones de nuestros actos. Tomamos nuestras propias decisiones y tenemos que aprender a vivir con ellas  lo que significa asumir que existe la posibilidad de no ser perdonados por nuestros actos. Nos creemos héroes cuando en ocasiones no somos mas que pretenciosos. 
No podemos borrar esas decisiones que una vez tomadas parecen errores, todos elegimos nuestros pasos, a veces guiados por la intuición, a veces ni siquiera sabemos por que hacemos algunas cosas. Pero las hacemos, y arrepentirnos no las convierte en algo menos real.

No se trata de la duración del encuentro, sino de la intensidad de lo que sucede. En una historia de amor no debes fijarte en la persona que habla, sino en la reacción de quien escucha, los ojos del que esta en silencio te dirán todo lo que quieras saber. Porque a veces las palabras estorban y los gestos imperceptibles son los que marcan la diferencia.

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