martes, 8 de enero de 2013

El corazón es terco no se conforma con menos de lo que espera

A ver cómo le explico yo a mi corazón que no se tenía que enamorar y menos de ti, cómo le digo ahora a mi espalda que basta de esperar, que estaba equivocada, que a lo mejor, solo a lo mejor, todo el mundo llevaba razón al decir que le diera tiempo al olvido, a ver cómo le explico yo a mi razón que ha perdido por completo el juicio y la cabeza, que ha perdido la maldita brújula.
“Si tuviera que elegir entre el dolor y la nada, elegiría el dolor”.


La gente no tiene ni idea del dolor, no te han besado un día de lluvia para luego ver llover sin ti, no te han visto frente al espejo intentando arreglar la tristeza de tus ojos, ellos no te han visto dormir, qué sabrán entonces de la paz, de la calma, qué sabrán...y sólo quien entiende la segunda definición, sabe lo que es el dolor, he conocido a alguien, mi amor, y se ha colado por la herida que tanto te empeñaste en mantener abierta.
Me miró entonces y me susurró bajito si podía colarse por el hueco de una de tus tantas puñaladas que con tanto cuidado intenté mantener intactas, se quedó allí a dormir, entonces entendí el por qué...por qué me sabía tan dulce la espera de algo que ya no iba a llegar, ahora entiendo por qué quise mantener mi corazón expuesto a la intemperie, sólo desde dentro podría cicatrizarte
Algún día te diré la verdad sobre estos días, te diré que hiciste de mi un puto mosaico de mil piezas, que no tenías derecho a ello, te diré que alguien me ayudó a recoger los pedazos de tu huida, te diré que no me bajes la mirada, que tú lo rompiste todo, que jamás, jamás tendrás derecho a replicarme nada, que deberías mirarme a los ojos y explicarme por qué creíste que tanto dolor era necesario.
Pasarán los días, y yo volveré a vivir en los pequeños momentos, en los puede ser y en los quizás que no llegaron. (En los muchos otros que debimos evitar.) Llegarán tus ojos deslumbrando lo que nunca supieron valorar.
Sin embargo, una vez te dije que algún día, sería yo quien se volvería de piedra y sería yo quien escapase. Que ya no quiero ni tengo fuerzas para seguir siendo tu marioneta; que ya he aprendido desnudarme de tus cuerdas.

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